miércoles, 27 de octubre de 2010


Comparto mi alegría con Uds,y agradezco a todos los que me apoyaron, me siento
gratificado por ser parte de esta historia, y haber presentado en el 2008 a la diputada
Mariel Calchaquí este proyecto nacido en la Fundación Marambio hace más de 20 años

Hoy podemos decir Misión Cumplida, en las últimas horas del día 20 de Octubre 2010
fue aprobado por unanimidad en la Honorable Cámara del Senado de la Nación
el Mapa Bicontinental de la Republica Argentina, ahora por ley se establece la obligatoriedad de utilizar el Mapa Bicontinental en todos los organismos oficiales y establecimientos educativos y en los libros de Geografía.
La iniciativa surgió por que los mapas de uso común minimizaban la extensión de nuestro país, atentando contra nuestra identidad y legítimos derechos sobre los territorios antárticos; impidiendo tener una visión completa de las millas marítimas del territorio argentino. El proyecto de ley aprobado mostrará el Sector Antártico a continuación de Tierra del Fuego, mostrando esta provincia sus límites reales.

Esta ley es un apoyo que nos confirma hacia adentro de la patria y un mensaje hacia el mundo de nuestro extenso territorio, es un aporte para nuestras generaciones futuras del siglo XXI y que valoren su país, en su total dimensión amando y defendiendo lo nuestro, es también el reconocimiento a nuestros pioneros Expedicionarios Antárticos, a los Veteranos de Malvinas, y nuestra Soberanía en el Atlántico Sur.
!Viva la Patria ¡.
Horacio José Lemos

domingo, 17 de octubre de 2010

Hipocritas



HIPOCRITAS http://www.nuevaunionciudadana.org
Queridos amigos:
Imaginen que disponen de 33 pesos diarios para todos sus gastos y necesidades. A los precios actuales, que los valores oficiales niegan, podrán comprar algunos alimentos (pocos) y nada más. Nada para viajar, pagar alquileres o expensas y servicios. Nada para medicamentos o artículos de aseo. Nada para entretenimientos o vestimenta. Imaginen además que son ancianos y ya no pueden trabajar o no les dejan. Imaginen que quizás aún viven en pareja y que de los 33 pesos por día tienen que vivir dos. Si imaginan todo eso con realismo comprenderán la situación en que hoy viven millones (repito millones) de jubilados y pensionados que reciben el haber mínimo en Argentina. Si son parte de esa castigada clase pasiva no tendrán que imaginar nada pues saben tan bien como yo, de lo que hablamos.
Ahora, sin necesidad de imaginar, han tomado conocimiento de que la justicia a todos los niveles incluyendo la Corte Suprema ha atendido las demandas de los jubilados y ordenado que se cumpla la ley que obliga a que cobren un porcentaje del salario de los trabajadores en actividad (el 82% para ser exactos) y que les paguen las deudas pendientes. Esta misma semana, el Congreso de la Nación aprobó una ley que obliga al Estado a que les abone lo que les corresponde (que llevará el ingreso mínimo a apenas 50 pesos por día). Y al día siguiente la presidente de la nación que se dice defensora de la “justicia social” y enarbola la bandera de la “justa distribución del los ingresos” ha vetado la ley, criticado a los que la promulgaron y agraviado al vicepresidente con cuyo voto se alcanzó la mayoría en la votación del Senado. Esa misma presidente ha presumido frecuentemente del éxito económico de su gobierno y ha estatizado la administración de los fondos de los jubilados supuestamente para beneficiarlos y hacer que las leyes se cumplieran. Hoy nos dice que pagar a los jubilados lo que les corresponde sería el “suicidio” del Estado y prefiere seguir utilizando el dinero que los trabajadores han ahorrado, en otros emprendimientos ajenos a su verdadera finalidad.
He buscado con cuidado el término que mejor definiera esta actitud del gobierno, de sus ministros, legisladores, y seguidores, y lo más cercano que he encontrado, sin incurrir en la grosería a la que la indignación empuja, es la palabra “Hipócritas”. La hipocresía se define como “el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan” y esa actitud, en forma reiterada y manifiesta, parece la conducta habitual de un gobierno que se ha quedado sin excusas ni discurso.
Hipocresía es proclamar que en la Argentina no habrá impunidad y negar la extradición de un terrorista chileno por afinidad ideológica como acaba de hacer el gobierno argentino. Hipocresía es designar a un conjunto de universidades para que evalúe la forma en que se elabora el índice de precios al consumidor y luego negarse a recibir los resultados críticos como ha hecho el Ministro de Economía. Hipocresía es criticar a los ricos y a la clase media en medio de una vida de ostentación y lujos. Hipocresía es ostentar el cargo de representante de los trabajadores como Secretario de la Confederación General del Trabajo y aprobar el veto de la ley que beneficia a los jubilados como hizo el señor Hugo Moyano en el acto de la lealtad peronista. Hipocresía es hablar de la mejora en la educación y la preocupación por los pobres y actuar de modo que cada día la educación está peor como lo evidencian recientes encuestas y la cantidad de pobres aumenta según las estadísticas serias que por cierto no provienen del Estado.
El gobierno de los hipócritas que conduce a la Argentina ha devenido en una oligarquía encubierta que finge pertenecer y defender a un sector social con valores y principios absolutamente opuestos a los que en sus actos evidencian. Representan una contradicción flagrante entre el verbo y el acto.
Con frecuencia, compatriotas preocupados por la marcha del país, me preguntan si hay posibilidades de que en las elecciones del 2011 los representantes de la hipocresía gobernante renueven su mandato, amparados en el uso indiscriminado de fondos públicos de que hacen gala para comprar voluntades y en la desinformación con que encubren sus actos antipopulares. Mi sincera opinión es que la gran mayoría de los argentinos ya descubrió el carácter falaz e hipócrita de quienes los gobiernan y que ese descrédito profundo ya no tiene retorno ni solución. Por mucho que se manipulen las leyes electorales o que se abran causas judiciales a los líderes de la oposición, cuando el pueblo ha visto la verdadera naturaleza de los hipócritas, nada lo puede revertir. Es cosa simplemente de esperar al momento electoral, tratando de evitar por los caminos institucionales del Congreso y la Justicia que hagan más daño del que ya han infligido a nuestro querido y maltratado país, hasta el momento de su despedida.
La hipocresía no es exclusiva de la vida política nacional. Tenemos el caso de Gran Bretaña, país que ocupa un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con derecho a veto, que ha participado frecuentemente en operaciones militares de forzamiento de la paz contra países que han incumplido leyes internacionales y que ahora ha iniciado ejercicios militares en las Islas Malvinas en total desacato a las resoluciones de la Asamblea General de la ONU. Su arrogante desafío a las disposiciones que la instan a negociar el tema de la soberanía de las islas con Argentina denotan la hipocresía e incoherencia de sus posturas de aparente defensora del orden internacional en otros escenarios geográficos como los del medio oriente. Por cierto que apoyamos las protestas realizadas por nuestro país en todos los foros y la búsqueda del apoyo de las naciones de nuestra región en esta materia. No dejamos por ello de preguntarnos por qué nuestras declaraciones incluyen siempre la aclaración de que renunciamos a la posibilidad del uso legítimo de la fuerza en defensa de nuestros intereses nacionales con lo que simplificamos y abaratamos el accionar de la potencia británica que sólo entiende de riesgos y relaciones de poder a la hora de tomar sus decisiones. Nuestra debilidad militar, derivada de la falta de inversiones en esa área vital del Estado, envalentona al agresor e incentiva su voluntad de desafío. No debemos caer también en este caso, en incurrir en la hipocresía de divorciar la palabra del acto ni permitir que se siga diciendo que no tenemos hipótesis de conflicto cuando estamos denunciando que un usurpador de territorios argentinos realiza exploraciones petroleras y ejercicios militares en el suelo que justamente reclamamos. En la escena internacional la hipocresía es tan desacreditadora como en la política local.
Me despido evocando la imagen de los 33 mineros chilenos que fueron rescatados luego de un colosal esfuerzo que enorgullece a su país y a la raza humana en su conjunto. Nadie en esa ocasión se sentó a protestar, a llorar ni a decir que no se puede. Se actuó con valor, inteligencia, orden y perseverancia. La palabra fue coherente con el acto y no hubo lugar para la hipocresía. Todo un ejemplo.
Un abrazo para todos y en especial para todas las madres en su día.

Juan Carlos Neves, Presidente de Nueva Unión Ciudadana